Innovar es actuar todos los días
La innovación es acción, es tomar decisiones difíciles, incómodas y muchas veces dolorosas
Escrito por: Carlos Andrés Serrano1
Soy orgullosamente santandereano. La anécdota que le comparto a continuación sucedió hace unos 25 años, cuando trabajaba para Impresores Colombianos (IMPRECOL), empresa de Vanguardia Liberal —como se conocía en aquel entonces a lo que hoy es uno de los grupos periodísticos más importantes de Colombia—. En una de esas jornadas, escuché a don Alejandro Galvis Ramírez, presidente corporativo, visionario de los medios y uno de los santandereanos más influyentes del último siglo, decir una frase que me marcó hasta el día de hoy:
“La tecnología es muy costosa, adoptarla es muy difícil… pero no tenerla, es la muerte”.
Esa afirmación, además de ser brutalmente honesta, me reveló una de las grandes verdades de la innovación empresarial. Hoy, en un mundo saturado de términos rimbombantes y promesas tecnológicas, esa idea sigue vigente. Se ha generado tal infoxicación que a veces pareciera que innovar es lo mismo que inventarse la rueda, o que solo los proyectos espaciales de Elon Musk califican como innovación, pero la realidad es mucho más cercana de lo que se cree.
La innovación real es menos glamurosa y más poderosa, no siempre nace de una gran idea disruptiva; a veces se parece más a una disposición, a una disciplina, a un compromiso metódico con la mejora continua. Uno de los hombres más ricos y sabios del mundo, conocido como el Oráculo de Omaha, Warren Buffett, lo demuestra con su filosofía de inversión: visión de largo plazo, correr riesgos, decisiones consistentes día a día, siempre acción hasta en los peores momentos, método y paciencia. Así mismo debe operar la innovación en las empresas.
En lo personal, prefiero hablar de evolución y no de cambio, porque cambiar por cambiar no garantiza mejora; evolucionar implica avanzar con sentido. La innovación empresarial, cuando es constante, cotidiana y sostenida, se convierte en un músculo. Basta con mejorar un 1% cada día, hoy mejor que ayer, mañana hacer mejor que hoy.
La innovación es acción, es tomar decisiones difíciles, incómodas y muchas veces dolorosas, pero, sea como sea, se trata de acción, porque quedarse inmóvil, esperar que llegue el momento perfecto o procrastinar decisiones, casi siempre nos cuesta más. En un mundo que se mueve a esta velocidad, quedarse quieto es retroceder.
En términos generales, la acción suele ser más beneficiosa que la inacción, especialmente cuando se trata de lograr objetivos o tomar decisiones arriesgadas que puedan mejorar la situación. La acción, incluso, implica posibles errores que pueden conducir a aprendizajes, crecimiento y progreso. Por otro lado, la inacción puede perpetuar problemas, genera involución, pérdida de oportunidades, desmotivación, estancamiento, ralentiza el desarrollo, porque la procrastinación hace que, cuando vayamos a reinventarnos, quizás sea demasiado tarde. Innovación es no dejarse vencer por la inercia, o por las adversidades, o por los sentimientos, o por el sesgo de la confirmación; innovación es reinventarse todos los días aunque sea un poquito, procediendo de una vez, como me enseñó alguien: “procederé ahora mismo”. Hablando desde los hechos y con resultados, no con palabras, porque el futuro se planifica con visión y acción.
La innovación no es un momento, es una decisión diaria. Una que no siempre brilla, pero siempre cuenta. Así que no lo postergue más: hágalo ahora, “proceda ahora mismo” mejore algo hoy, y deje que los hechos hablen por usted.
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Que buena forma de expresar como la excesiva sofisticación de la Innovación ha encaminado a los empresarios pierdan el foco de la iteración cotidiana y cliente céntrica, que debe ser incubada en la mentalidad de los colaboradores y apropiada dentro de la la cultura organizacional.
Esa sofisticación de la Innovación va mas allá de la consultoria aislada y genérica que promete resultados radicales a largo plazo que terminan diluidos por la limitación de presupuesto y por el impacto de un entorno cambiante y un mercado al que las empresas les cuesta adaptarse.
Gracias por tus ideas Carlos
Los dos mitos más grandes alrededor de la innovación son que requiere mucha plata, y que solo se puede hacer con tecnología. Una vez se rompe este paradigma, las posibilidades son ilimitadas.